La atracción por ciertos sujetos fotográficos se genera en el corazón de cada mitología personal, esa que se constituye a lo largo de la vida de cada uno sobre la base de lecturas, observaciones y diversos entendimientos…

La mía me hizo recientemente elegir Etiopía como destino fotográfico.

Fue necesario recorrer kilómetros para llegar a aldeas en las que las personas se dejaron fotografiar … a cambio de una suma de dinero.

Estas circunstancias me hicieron sentir incómoda.

Gracias al comentario de un amigo, y también gracias a las imágenes obtenidas, finalmente acepté el hecho.

Porque, en verdad, ¿por qué se pagaría a toda la organización por sus servicios, sin que me pareciera anormal, y no se debería pagar a los sujetos de los retratos, que eran el objetivo del viaje?

Tengo una idea idílica de los pueblos remotos.

¡Por eso es bueno ir a confrontarse con la realidad y recuperar un poco de lucidez, incluso si ésta se arroja al olvido en el próximo proyecto de viaje!

Cuando llegó el momento de trabajar las fotografias, me esperaba una agradable sorpresa.

En éstas, a pesar de las condiciones monetarias de los intercambios, la dignidad que da valor a los retratos impregnaba las miradas.

Estoy agradecida.