Fotografiar no es fotocopiar
Cuando nos encontramos en una realidad, se nos olvida que ésta se compone de elementos que no pertenecen, todos, al mundo visible. La sensación de placer que provoca esta realidad, y que es a menudo la razón por la cual queremos fotografiarla, es el resultado de una combinación de factores de los cuales sólo el paisaje circundante es fácil de fotocopiar. Si vamos demasiado rápido, la imagen obtenida no lleva en ella ni la sensación de extrañeza que nos provoca el entorno, ni esos ruidos extraños, ni los olores exóticos, ni ese juego de luces… La foto-copia solo pudo captar un escenario inmóvil en el cual nada sugiere lo que nos hizo reaccionar. Es raro que estas fotografías satisfagan a sus autores.
Fotografiar es algo muy distinto a fotocopiar el entorno. Ella requiere concentración y energía. Y tiempo también, porque es necesario ejercitar prolongadamente el ojo a la agudeza, con el fin de identificar esos detalles que serán, en la imagen final, el testimonio de lo que nos interesó.
Fotografío bien solo lo que me alcanza plena y positivamente.
Encontrar algunos fragmentos de belleza me hará decir que todo el lugar es hermoso… de la misma manera que una ciudad se convierte en un lugar amable solo por el hecho de saber que allí vive un amigo.
Creo que la belleza es fuerte, hace olvidar el horror. Como la vida hace olvidar a la muerte…
Yo la encuentro simple, y absolutamente necesaria.