¿La imagen puede crear memoria?
Las imágenes producen memoria, escribe el filósofo Didi-Huberman, en su libro Delante del tiempo.
Diríamos naturalmente que las fotos despiertan la memoria, pero no que la producen.
Miramos una imagen que pertenece a nuestro pasado y descubrimos a alguien que formaba parte de nuestra vida en el momento en que la foto fue tomada y que habíamos olvidado completamente. Esta imagen tiene por efecto refrescar nuestros recuerdos, no solamente a la persona olvidada, sino toda una serie de circunstancias de aquel tiempo.
Esta imagen despierta un fragmento de memoria.
Sin embargo, todas las viejas imágenes no son capaces de lo mismo. Podemos reconocer los lugares y las personas, pero, por diversas razones, a veces nos es imposible recordar los acontecimientos que rodean el momento de la toma de la imagen. Ninguna memoria se despierta.
A partir del momento en el cual descubrimos una imagen de este tipo, a veces sucede que ésta se vuelve muy presente y a partir de ahí puede comenzar alrededor de ella, furtivamente, la fabricación de sensaciones, sentimientos, complicidades y hasta circunstancias, todo esto con la honesta impresión de que se trata de reminiscencias veraces, cuando en verdad se trata de recuerdos imaginarios creados por extrapolación o por asociación de ideas.
Al cabo de un tiempo, tan sigilosamente como había empezado, este edificio de ficción pasa a formar parte de la memoria, de la misma manera en la que se forma de lo verdaderamente vivido .
En este caso podemos decir, en efecto, que las imágenes crean memoria.