La belleza no es
La belleza no es.
Nace en el encuentro de un individuo con un ser, con una forma o con un paisaje.
Nace de la confrontación.
Cuando se la descubre… aparece la tentación de desearla perpetua.
Sin embargo somos lúcidos.
Sabemos que para que eso ocurra, necesitaríamos poder inmovilizar el instante.
Pero como no cesamos de vibrar al contacto del mundo, nuestras andanzas continúan.
Y la belleza se desvanece.
Pareciera así que la permanencia de cualquiera sensación, et de cualquier sentimiento, fuera imposible.
Tomar consciencia de esto puede hacer surgir la melancolía.
Y quizás es allí donde interviene la fotografía…